El museo, que ha exhibido el piano de Bola de Nieve, la Colección de Fernando Ortiz y el manuscrito original de “La Bayamesa”, está en restauración desde hace tiempo
MADRID, España.- A pocos metros del túnel de la bahía de La Habana, en la calle Capdevila, entre Habana y Aguiar, se aprecia una mansión edificada en los primeros años del siglo XX, coincidiendo con la dinámica actividad constructiva que acompañó a la naciente república, notable incremento que se acentúa en la capital y refuerza su expansión.
Sobre aquellas transformaciones, el historiador de la ciudad Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964), en su texto “La Habana de ayer, de hoy y de mañana (1928)”, apunta: “Se construye en enorme escala. En lo que se refiere a la arquitectura, sus recientes progresos son del todo notables. Una falange de notables artistas profesionales, arquitectos e ingenieros —cubanos así como extranjeros— han desarrollado hermosos estilos arquitectónicos, aplicados a edificios espléndidos: casas de oficinas, comerciales y residencias privadas. En la construcción de residencias, particularmente, han llegado a crear un verdadero estilo nacional, uniendo a las modernas tendencias americanas las altas cualidades de la vieja arquitectura colonial”.
Precisamente en una de esas espléndidas residencias, fue abierto al público en 1981 el Museo Nacional de la Música, tras años de restauración ─oficialmente fundado una década atrás, pero con la instalación en mal estado─. Se estuvieron recolectando partituras, instrumentos musicales, documentos, reproductores que incluyeron fonógrafos y gramófonos, fondos personales de músicos eminentes (cartas, postales, álbumes, fotos), objetos raros e históricos. Todo lo cual constituye un gran patrimonio musical.
En sus diferentes salas se han exhibido pianos de reconocidos músicos cubanos como el de Ignacio Villa (Bola de Nieve, 1911–1971), muebles que pertenecieron a Hubert de Blanck (1856–1932), profesor, pianista y compositor holandés que vivió y murió en Cuba; la Colección de Fernando Ortiz (1881–1969) y el manuscrito original de “La Bayamesa” de Perucho Figueredo (1818–1870).
Actualmente, y desde hace bastante tiempo, este edificio central de la calle Capdevila, está de nuevo en fase de restauración. Ahora solo se encuentra abierta y ofreciendo servicio, una dependencia ubicada en Obrapía No. 509 entre Bernaza y Villegas, en la propia Habana Vieja.
F: Cubanet