Debido a la compleja coyuntura enfrentada, el pasado año la economía cubana sufrió un importante retroceso, al decrecer su Producto Interno Bruto (PIB) entre el 1 y el 2 %, según estimados oficiales, una evolución que puso de manifiesto la presencia de factores externos negativos y también los efectos de dificultades en la conducción de la economía nacional, que ya venían incidiendo desde años anteriores, con crecimientos inferiores a las cifras planificadas.

Para comenzar, si se quiere ser justo, un factor fundamental que no puede ignorarse en este sentido, es el creciente impacto del bloqueo económico de Estados Unidos, cuyas negativas consecuencias a lo largo de más de 60 años, y hasta febrero de 2023, fue de más de 159 084 millones de dólares, con 4 867 millones en solo un año, lo que lo ha convertido en el obstáculo fundamental para nuestro desarrollo, aunque no sea el único elemento que incide en la evolución de nuestra economía.

A lo anterior se suman las consecuencias de la crisis económica internacional, que mantuvo los precios de los alimentos un 20 % más elevados que entre 2014 y 2016, así como la incidencia del precio del barril de petróleo que, si bien se redujo en relación a 2022, promedió más de 77 dólares el pasado año, todo ello en medio de la guerra de Ucrania, que actuó como catalizador de estas negativas tendencias, a lo que se añaden las consecuencias de la sangrienta guerra que libra Israel contra el pueblo palestino, que ya ha impactado fuertemente en lo económico, elevando los costos de la transportación marítima internacional.

La afectación de estos factores ha llevado a tasas decrecientes en los ritmos de crecimiento de la economía mundial, sobre la que sigue incidiendo la posibilidad del estallido de una crisis económica de grandes proporciones, lo que genera una gran incertidumbre sobre cualquier proyección de lo que puede ocurrir en la economía nacional, en países que –como Cuba– presentan un elevado nivel de apertura externa.

Además, de los elementos económicos apuntados, han seguido impactando en la economía mundial, y también en Cuba, las secuelas de la COVID-19, que ha afectado a alrededor del 10 % de nuestra población, con una tasa de letalidad de 0,77 %, aunque sus efectos mortales no han sido mayores gracias a las vacunas desarrolladas por nuestros científicos.

 

VULNERABILIDADES DEL SECTOR EXTERNO CUBANO

Retomando la evolución de nuestro sector externo, el valor de las exportaciones de bienes y servicios en 2023 fue de 9 065 millones de dólares, un valor inferior en alrededor de 770 millones a lo planificado, cifra que incluye unos 2 155 millones en bienes y 6 910 millones en servicios, para un nivel de exportaciones también menor que lo logrado en 2022.

A lo anterior se añade un gasto superior a lo previsto en las importaciones de bienes, debido al incremento de precios, lo que representa una erogación de 718 millones de dólares adicionales en relación con el año 2019.

En el capítulo de nuestras exportaciones se registró una caída del 15 % en el precio de la tonelada de níquel, cuya producción se mantuvo en 41 000 toneladas en el año, mientras que el precio del azúcar aumentó un 28 %, aunque la producción nacional quedó por debajo de lo planificado un 25 %.

Otro flujo externo que se vio afectado el pasado año fue el volumen de las remesas recibido por la población, que se estima cayó por debajo de los 1 000 millones de dólares, luego de haber alcanzado más de 2 000 millones a finales del pasado decenio.

Al respecto, cabe apuntar que las remesas juegan un importante papel como capital del sector no estatal de la economía, pero también impactan en el fondo de consumo de la población que las recibe, y que las utiliza para compras en el mercado en moneda convertible que existe en la Isla.

En relación con la inversión extranjera directa (IED), se obtuvo un discreto avance en la cifra de nuevos negocios contratados, pero se mantiene la necesidad de una mayor flexibilidad en el tratamiento del inversionista extranjero que decide invertir en Cuba, tomando en cuenta que enfrenta riesgos mayores en función del bloqueo que impone ee. uu. a nuestro país.

Por otra parte, resulta indispensable lograr mayores y mejores resultados en la concreción de negocios que aseguren una rápida elevación de la producción de alimentos, y un aseguramiento energético superior.

Además, Cuba continuó enfrentando las consecuencias del impago de la deuda externa, que se viene presentando desde 2019.

Al respecto, se han logrado nuevos plazos para realizar los pagos, que van hasta 2027, pero la cifra a pagar está gravada por el recargo de intereses moratorios.

Resulta así evidente la necesidad de un rediseño en el tratamiento del endeudamiento externo, de manera que se logren materializar nuevas vías para el servicio de la deuda, con el objetivo de asegurar un financiamiento externo superior, sobre lo cual se profundizará, al examinar las perspectivas de 2024.

A pesar de las adversas condiciones que enfrentó el sector externo y los resultados globalmente negativos, la evolución de la economía nacional registró algunos resultados positivos, gracias a los esfuerzos de nuestros trabajadores, lo que se expresa en una gradual recuperación del turismo internacional, que creció un 51 %, totalizando 2,4 millones de visitantes y 400 millones de dólares más en ingresos brutos.

También la mejor gestión de la industria eléctrica, que permitió reducir en un 70 % los apagones el pasado año; se mantuvo en 3,1 millones de toneladas métricas la producción de petróleo en el país, lo que asegura –en cierta medida– la generación de nuestras termoeléctricas; y se firmaron 42 nuevos acuerdos de inversión extranjera, hasta un total de 343 negocios activos en 2023.

Mientras, en lo social, se logró reducir la tasa de mortalidad infantil, pues si en 2022 ese indicador fue de 7,6 fallecidos por cada mil nacidos vivos, la del pasado año cerró en 7,1, en tanto la tasa de mortalidad materna se fijó en 38,7 por 100 000, para una disminución de 5,4 %.

Igualmente, se aseguró un nivel de atención priorizado –de acuerdo con las posibilidades– a las personas y comunidades en situación de vulnerabilidad.

Las adversas condiciones presentes el pasado año –unidas a la aplicación de medidas internas, que no dieron los resultados esperados– han motivado que el país haya sufrido, entre 2019 y 2023, una pérdida superior a 3 000 millones de dólares en los ingresos externos, según se informó en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de diciembre de 2023.

Esta situación ha llevado a la necesidad de adoptar, sin dilación, medidas urgentes que, como ha señalado el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, nos deben llevar a una mayor eficiencia en nuestra economía.

En este punto del análisis resulta útil tener una idea más amplia de la evolución de la producción de bienes y servicios en 2023, así como de la política económica aplicada, antes de pasar a examinar las perspectivas para el presente año.

Por federico

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