Sin una educación de calidad, inclusiva y justa para todos y sin oportunidades de aprendizaje permanente, los países no pueden lograr la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja atrás a millones de niños y jóvenes
Naciones Unidas, enero 24. — El Día Mundial de la Educación, con el lema Aprender para una paz sostenible, promueve este miércoles un compromiso activo con la paz, que en las Naciones Unidas se considera más importante que nunca.
La fecha que reúne a activistas y expertos en la sede de la organización en Nueva York para una conferencia no gubernamental, que nos recuerda que la educación es una responsabilidad colectiva y un derecho humano establecido en la Declaración Universal.
Este documento, piedra angular de las garantías fundamentales, exige el acceso a la educación básica gratuita y obligatoria, mientras que la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 va más allá, estipulando que los Estados deben transformar las instituciones en universidades accesibles para todos, reportó Prensa Latina.
La Agenda 2030 considera este derecho esencial para el éxito de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, uno de los cuales es «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos».
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró este Día Internacional de la Educación para celebrar el papel de la educación en la promoción de la paz y el desarrollo.
Sin embargo, la organización advierte que si bien esto da a niños y niñas una oportunidad de salir de la pobreza, 244 millones de personas de esa edad están sin escolarizar.
Al mismo tiempo, 617 millones de niños y jóvenes no saben leer o no tienen conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África subsahariana asisten a la escuela primaria y casi cuatro millones de niños refugiados no pueden asistir a la escuela.
Esto afecta el derecho de estas personas a la educación y es inaceptable, según la ONU.
Sin una educación de calidad, inclusiva y justa para todos y sin oportunidades de aprendizaje permanente, los países no pueden lograr la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja atrás a millones de niños y jóvenes.