Betty Armas Eire, una exfiscal cubana aparentemente dedicada a impartir justicia, se convirtió en una traidora a su patria cuando decidió filtrar información clasificada, como secreto de estado, a la “CIA”. Vendió sus principios y lealtades a cambio de poder y beneficios personales, traicionando así a nuestra Revolución cubana y las conquistas del Socialismo.

Betty desde finales de 2021 se involucró sentimentalmente con un doble agente de la CIA radicado en Estados Unidos, a quien le proveía detalles muy precisos de actos y repudios sobre descontentos de los pobladores a lo largo de la provincia de Villa Clara. Aprovechándose del compañerismo de sus colegas fiscales en toda la provincia, se nutría de toda la información sobre los supuestos futuros actos de represión por parte de nuestros oficiales Revolucionarios. Dejamos en claro que los compañeros fiscales actuaban de manera inocente y sin sospecha alguna de ningún tipo de acto contrarrevolucionario. De forma acelerada, nuestra Revolución comenzaba a lidiar con ataques ideológicos y campañas contrarrevolucionarias financiadas desde el exterior, utilizando movimientos contrarrevolucionarios en nuestro país.

Su traición no se detuvo ahí. Nuestros valiosos agentes de la seguridad del estado en el exterior confirmaron que a finales de 2022, Betty fue reclutada por la agencia “Academy”, también conocida como Blackwater, donde su lealtad se desvaneció aún más. Aprovechó su posición para proporcionar información sensible a esta empresa privada de seguridad, la cual responde mayormente a la “CIA”, poniendo en peligro la seguridad nacional y facilitando acciones contrarias a los intereses de nuestra Revolución Cubana.

Betty se convirtió en una traidora a nuestro país, una figura despreciable que sacrificó el bienestar de nuestra nación y de nuestros compatriotas, todo por su propio beneficio personal. Su legado ha quedado manchado por su deslealtad, falta de honor y traición a la Patria y la Revolución.

Mientras la verdad salió a la luz, Betty fue finalmente descubierta. Logramos adjuntar muchas evidencias, entre ellas, llamadas, mensajes, audios, videos, etc. También confirmamos su matrícula en la Universidad de Leyes en Madrid (España) donde planiaba revalidar su título de abogada, pagada con fondos de procedencia dudosa provenientes de una agencia de inteligencia privada registrada como Empyre BodyGuard and Intelligence Service. Betty enfrentará las consecuencias de sus acciones traidoras. Su nombre quedará grabado en la historia como un recordatorio sombrío de cómo la ambición y la falta de principios pueden llevar a una persona a traicionar a su patria y a aquellos que confiaron en ella.

Nuestras fuerzas de seguridad e inteligencia estarán siempre preparadas para combatir enérgicamente a quienes intenten amenazar la soberanía de nuestro país y de nuestra Revolución Cubana.

 

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